Si inculcáramos a los niños pequeños la creencia de que sus
superhéroes son seres reales, con verdadera existencia y poder y además les
infundiéramos el miedo de que si dejan de creer en Batman o Superman acabarán
siendo horriblemente quemados en el Infierno, es más que seguro que en unas pocas décadas tendríamos
Batcuevas por todo el mundo y miles de sotanados vestirían el traje de
murciélago.
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