... millones de idiotizados analfabetos, que no saben diferenciar un virus de una patata, afirman estúpidamente orgullosos que son capaces de hablar día sí y día también con la entidad que hizo todo posible, un ser que además parece ser que se dedica a tiempo completo a aliviarles las hemorroides, conseguirles trabajo, encontrarles su media naranja y a satisfacer cualquiera de sus mezquinos deseos.
¡Para que los encierren en un manicomio y tiren la llave al mar!
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