Si los creyentes tuvieran razón, y un ser omnímodo controlase cada segundo de nuestras vidas observando nuestra adhesión a su persona y marcando nuestras faltas ante la ley divina, sería peor que tener 100 agentes de la policía política. ¡Ríanse ustedes del Gran Hermano orwelliano!.
Ese mundo, en el que creen vivir los adocenados creyentes, sería mucho peor que Corea del Norte con el opresivo Gran Líder Kim Jong-un.
Y la prueba evidente que ni siquiera los más acérrimos religiosos creen en que ese mundo exista es que pecan sin parar, sabiendo a ciencia cierta que inexorablemente les espera una eternidad de fuego, dolor y horror.
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