El primer ministro australiano es practicante del pentecostalismo, una de las miles de variantes cristianas más fanáticas. Y parece ser que este dirigente está siendo dirigido por la mismísima divinidad.
En una reciente reunión de iglesias pentecostales el premier australiano ha declarado que va por ahí “imponiendo las manos”, y sanando a troche y moche, por lo que lo mismo los australianos se podrían plantear cerrar la sanidad pública, con el consiguiente ahorro para las arcas de estado.
Además, también afirmó que las redes sociales son un invento del Maligno para reclutar ovejas descarriadas y que el mismísimo dios le aconseja en sus tareas ¡ahí es nada!
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