Diversos países occidentales, en donde el ecologismo radical
ha calado más profundamente en la sociedad, han decidido dar un polémico paso en
la protección integral de la Naturaleza y van a incluir próximamente en su legislación
un agravamiento de las infracciones medioambientales, equiparando
comportamientos que hasta ahora no se
consideraban falta alguna con las penas aplicadas a los peores delitos
medioambientales. Ante el cariz absolutamente desproporcionado que ha tomado
esta profunda reforma legal, multitud de asociaciones civiles (algunas de ellas
de marcado carácter ecologista) y diversos sectores del mundo del Derecho de
los países afectados han mostrado su más enérgico rechazo ante lo que
consideran un disparate legislativo.
Se acaba de conocer que desde hace meses se llevan reuniendo
en secreto representantes de las
asociaciones ecologistas más radicales junto con algunos jueces, magistrados y políticos
comprometidos con la defensa del medio ambiente provenientes de diversas
naciones que hasta la fecha poseen la legislaciones medioambientales más
restrictivas, como son los países nórdicos (Islandia, Noruega, Suecia,
Finlandia y Dinamarca), Nueva Zelanda, Holanda, Suiza y Costa Rica con el fin
de coordinar un más que importante endurecimiento penal de los atentados contra
la Naturaleza.
El documento filtrado hoy mismo por Wikileaks, y conseguido gracias
a la colaboración de diversos hackers, no deja lugar a dudas: las intensivas
reuniones han dado su fruto y los países intervinientes han firmado un acuerdo
conjunto para incluir de manera inmediata y de forma excepcional en las
respectivas legislaciones nacionales nuevos delitos medioambientales, que serán
penados con el mayor rigor. En los archivos filtrados se destaca que esta
excepcionalidad y premura, saltándose la tramitación parlamentaria normal de
una democracia y aprobando la nuevas leyes vía decreto ley de emergencia, es
absolutamente necesaria debido a la situación límite que está llegando la
degradación de la Naturaleza según indican todos los científicos y expertos en ecología, destrucción del medio ambiente que hace necesaria una toma de decisiones drásticas.
El acuerdo obligará a preservar de la manera más exhaustiva
y exclusiva los espacios y parques naturales de cada miembro firmante y a
castigar de la manera más severa a aquellos que produzcan cualquier tipo de
daño medioambiental, independientemente de la gravedad del mismo. Así
entonces a partir de ahora se consideraran
delitos ecológicos igualmente punibles el cometido por un individuo que tale un
roble o una encina con el de aquel excursionista que durante su paseo por un
bosque pise accidental o intencionadamente una bellota, puesto que la
destrucción de ese fruto implica necesariamente la pérdida de un futuro árbol
que podría llegar con el tiempo a centenario alcanzado varias decenas de metros
de altura. Es más, a aquellos excursionistas que en su trayecto campestre hayan recogido
varias docenas de castañas para su posterior consumo se les aplicará todo el
peso de la ley y sus penas de prisión se igualarán a las de aquellos pirómanos que hayan
incendiado un bosque, ya que es evidente que la germinación de varias docenas
de bellotas puede terminar conformado una floresta de las que estamos tan
necesitados.
Esta tan curiosa y restrictiva equiparación de supuestos tan
dispares, en los que se iguala la destrucción de árboles o bosques centenarios
con la simple recogida de frutos del bosque ha levantado la polémica en los medios
de comunicación de los países afectados, generando una fuerte oposición no sólo
entre los más diversos colectivos ciudadanos, sino también entre muchos amantes
de la naturaleza y hasta de asociaciones conservacionistas y de grupos de
ecologistas moderados. Además diversas asociaciones de jueces y fiscales, así
como los colegios de abogados de estos países han mostrado su malestar y
oposición ante esta futuras legislaciones tan represoras a la vez que imperfectas
desde el punto de vista legal, en donde se iguala erróneamente un bien
perfectamente delimitado como es el de un árbol centenario, un bosque primigenio
o una selva inexplorada con lo que únicamente es una más que remota posibilidad
biológica, ya que desde el punto de vista botánico es bien sabido que en la Naturaleza
la gran mayoría de las semillas nunca acaban produciendo un árbol de gran
porte. Sin embargo, de la lectura de los documentos filtrados se deduce que los
firmantes del acuerdo son inflexibles y consideran que la Naturaleza es un todo
que hay que proteger desde el mismo momento en el que la vida salvaje inicia su
andadura.
A estas alturas muchos lectores estarán perplejos ante
tamaño despropósito judicial además de social ¿cómo puede un gobierno legislar
de esta manera tan burda? ¿cómo pueden unos jueces aplicar esta legislación tan
evidentemente chapucera y contraria a cualquier noción de proporcionalidad y
Derecho? Pues bien, para tranquilidad de todos esta noticia es totalmente
ficticia puesto que la he inventado yo mismo. Sin embargo, muy desgraciadamente este
supuesto caso es totalmente cierto con la única sustitución de un par de
conceptos. En el mundo actual hay docenas de naciones que equiparan los
derechos de un simple zigoto o unas cuantas células embrionarias
indiferenciadas con la vida de un ciudadano adulto
de tal manera que en esos países las personas que destruyen
una mórula o una blástula interrumpiendo por tanto un embarazo se las considera
social y legalmente criminales. Así en estos piadosos países tanto cristianos, musulmanes
o de otras religiones la mujer que aborta puede acabar entre rejas por haber
"asesinado" a su hijo nonato. Y por supuesto los médicos implicados
como pueden haber practicado docenas, cientos o miles de interrupciones de
embarazos pueden ser calificados directamente como genocidas tal y como acaba
de afirmar con total rotundidad el ya más que tristemente famoso obispo de Vic.
Porque este es el gran problema de las religiones, es que al
estar aferradas al dogmatismo inexcusable de los dictados de unos dioses crueles
y de sus profetas más que ignorantes son capaces de los mayores sinsentidos.
Tardé muchísimo tiempo en entender dónde estaba el quid de la cuestión, me preguntaba por qué la iglesia cierra los ojos ante guerras, hambrunas y todo tipo de aberraciones pero se rasga las vestiduras ante algo tan inocuo como esto, tratando, además, de convencer que un embrión y un ser humano pueden equipararse desde el punto de vista legal y ético.
ResponderEliminarAhora ya lo sé: el gran problema consiste en que nosotras tenemos la llave, que está en nuestras manos decidir, y eso para la machista y misógina iglesia es de todo punto intolerable. Debería buscarse la forma de implantar úteros artificiales en los hombres y permitirles embarazarse (avances tan impensables o más que este ha conseguido la ciencia). Este panorama de ciencia ficción puede ayudar a entender de qué va la cosa, porque en cuento los varones pudisen embarazarse, el asunto daría un vuelco. Hasta ahora son los guardianes de la vida y la muerte (no todos, claro, pero solo ellos), y si han podido utilizar metralletas, bombas y hasta armamento nuclear para aniquilar cantidades enormes de personas, imaginaos lo que harían con un simle embrión. Es que ni siquiera se molestarían en planteárselo, contando, por supuesto, con el beneplácito de todos incluida la iglesia. Si lo hacen ellos, nada que objetar.
Molina de Tirso
ResponderEliminarTodas las religiones son en el fondo mecanismos de control social, lo importante no es que permiten o prohiben sino lo que implican esos dogmas desde el punto de vista político-social.
En este caso, de control social a las féminas. Impensable que podamos decidir nosotras quien nace y quien no.
EliminarEs que si abortaren, habrá menos niños para follar.
ResponderEliminarEspero que estos 'paladines de la moral' se sientan asesinos cuando aplasten una hormiga o arranquen una planta. ¿Son células juntas al fin y al cabo no? ¡Menudos genocidas los que siegan el campo!
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