La fe, esa vana ilusión infantil

Los creyentes consideran a la fe el atributo supremo o la perfecta cualidad del hombre, aunque visto desde el punto de vista racional la creencia sin pruebas es el peor de los muchos defectos que presenta la mente humana.

Porque en el fondo la fe es sólo la vana ilusión de alguien que, como el famoso Peter Pan del cuento, se niega a crecer intelectualmente y a abandonar a ese amigo imaginario que, aunque no ayuda nunca en nada, se le puede hacer responsable de nuestros logros y también de nuestras desdichas, de tal manera que la responsabilidad personal del adulto desaparece y todo comportamiento (por más extraño, absurdo o incluso demencial que éste sea) es justificable por el siempre ignoto y también inexplicable designio divino.

Porque los creyentes en el fondo se niegan a reconocer que no todo gira alrededor de ellos y que por supuesto no sólo no son el centro de universo, sino que esta nuestra tan particular especie de monos tan cabezones como escasos de pelo no es más que un brevísimo suspiro en la inmensidad de un Cosmos casi infinito tanto en el espacio como en el tiempo.

Y tampoco entienden estos píos infantiles que allí fuera no existe nadie al que pedir egoísta y miserablemente que les cure las hemorroides, que ayude a ese hijo zoquete que no entiende las matemáticas a aprobar el examen o que haga posible conseguir ese tan bien remunerado trabajo o esa maravillosa persona con la que desean ayuntarse más o menos púdica o impúdicamente. 

Y desgraciadamente lo más descorazonador del caso es que estos pobres simples de mente son incapaces de comprender dentro de su sumisa ignorancia que los humanos sólo somos monos evolucionados que han desarrollado un maravilloso cerebro para pensar, y que por eso mismo no tenemos necesidad alguna de perder la vida miserablemente adorando a una alucinación.


P.D.

El filósofo chino Xun Zi (que no conocía, por lo que muchas gracias a Daniel González Rodríguez por la cita) expresó este pensamiento de forma muy bella:

Reza todo lo que quieras, el cielo no puede oírte. No va a detener el invierno porque tengas frío, y no va a hacer a la Tierra más pequeña porque no quieras caminar tan lejos. Rezáis por la lluvia y llueve, a veces no rezáis por lluvia y llueve de todos modos. Si quieres tener una vida mejor, edúcate y piensa cuidadosamente sobre las consecuencias de tus acciones.