Año tras año aumentan en todo el mundo los asesinatos de
activistas medioambientales, con la desidia cuando no la colaboración de los gobiernos de los países implicados.
Así según denuncia
la ONG "Global Witness" en el año 2014 fueron
asesinadas 116 personas por defender los derechos mediambientales de
diversos colectivos o naciones. Este dato es alarmante pues que es un 20%
superior al del año 2013, por lo que mucho me temo que cuando se publiquen las
estadísticas de recién finalizado 2016 las muertes habrán sido mayores.
La mayoría de estos crímenes se producen en Centroamérica y
Sudamérica, siendo Honduras y Brasil las naciones más peligrosas para los
activistas ambientales y de la tierra, ya que en el pequeñ estado centroamericano han sido
asesinados 99 activistas entre 2010 y 2014 y 425 en el gigante sudamericano en
el mismo periodo.
Y sin embargo nadie se indigna ante tal masacre, porque ya
sabemos que las grandes corporaciones, en connivencia con las élites de estos
país, están convirtiendo los territorios en una gigantesca mina, de donde
extraer esos recursos minerales tan necesarios para mantener nuestro despilfarrador y consumista modo de vida.
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