Lo de la iglesia católica con el sexo debería ser un tema de
estudio por parte de la psiquiatría, porque la fijación que tienen esos supuestamente
célibes (porque parece ser que violar
niños no cuenta, algo así como las
relaciones sexuales con palomas siderales) obispos católicos con el fornicio no
puede ser nada sano.
Así el obispo de San Sebastián ha
escrito un libro sobre la sexualidad desde el punto de vista cristiano.
Algo equivalente a si un ciego impartiera clases de pintura, un sordo trabajara de
crítico musical o un anoréxico diera consejos sobre nutrición. Y por supuesto,
fiel a la sacrosanta doctrina de esa iglesia dirigida durante siglos por lo que
únicamente se pueden considerar enfermos sexuales reprimidos y represores,
nuestro obispo vasco ha desgranado los terribles tópicos en los que se basa la fanática
negación de una de las principales realidades humanas.
En su prepotente
ignorancia nuestro reprimido censor se atreve a pontificar sobre biología y
psicología humanas, un individuo que en la práctica es un analfabeto no sólo científico
sino también intelectual puesto que aparte de la biblia y la vida de esos
santos tan claramente enfermos mentales a los que admira supongo que no habrá
leído ningún otro libro y si lo ha hecho no ha sido capaz de asimilar conocimiento
alguno.
Así nuestro experto cristiano responde a la siguiente
pregunta
“El hecho de ser mujer, ¿condiciona la manera de sentir, de vivir, de estar en el mundo? El hecho biológico de ser varón, ¿condiciona su psicología?”
con una impagable respuesta llena de tópicos
“una persona, por el hecho de ser mujer, va a ser cíclica, y tendrá unos procesos hormonales concretos en relación a su fertilidad. Esto afecta incluso al “estado de humor” de esas mujeres: pueden estar más sensibles o susceptibles, a algunas les da por la actividad o por la limpieza, se sienten más o menos vitales…”
Después entrando en el tema de la sexualidad juvenil,
nuestro obispo intelectual se desmarca con una patética argumentación:
“¡Claro! Cuando ambos vienen de la cultura del rollo, no es fácil pasar a vivir algo más profundo y maduro […] divertirse en clave de ‘lío’ es como ‘ir a buscar cacho’. ¿Cachó de qué? ¿De chorizo? ¿De morcilla? ¿De butifarra? […] persona igual a… ‘cacho de carne’. Esta es la consecuencia de convertir el placer en el sentido último de la sexualidad. El lío es algo así como la comida basura: uno reconoce que no es buena para la salud, pero está rica, es barata y casi siempre apetece”.
Después el sexólogo cristiano se despacha contra uno de los
grandes enemigos del cristianismo: la masturbación que es
“una especie de violencia sobre el cuerpo, porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad del amor que le da sentido”.
Así que en mi atea malevolencia yo me pregunto si este
curita no se masturba y además no practica la verdad del amor (heterosexual por
supuesto y bendecido por la santa madre iglesia dentro del matrimonio como
tiene que ser) ¿qué sentido tiene su vida?
Así que en resumen más de la misma casposa y retrógrada
propaganda cristiana de siempre. Sólo de pensar en los cientos o miles de árboles
talados para imprimir tamaña sarta de sandeces se me revuelven las tripas.
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