Uno de los principales y más peligrosos argumentos que utilizan los defensores de las diferentes medicinas alternativas es que ellos no tienen que demostrar eficacia alguna de la supuesta "terapia" y que en el peor de los casos debe ser la justicia la que a posteriori determine la seguridad del tratamiento alternativo en cuestión.
Aunque para desmontar este vergonzante argumento sólo hace falta acudir a la lógica más elemental. Imaginemos que cuando una persona acudiera a un concesionario del automóvil, el proveedor vendiera el coche sin frenos y cuando después ocurriera un accidente con el resultado de algún muerto el desvergonzado comerciante dijera: ¡Pues muy bien! ¡demándeme si quiere y ya nos veremos en los tribunales!. Es para evitar este tipo de terribles situaciones por lo que los productos tienen garantías de funcionamiento.
Ahora bien, con esa tesis de que las "terapias" alternativas se deben permitir sin restricción alguna lo que en la práctica se está defendiendo desde (por qué no decirlo) una prepotente (cuando no malévola) ignorancia es que en un tema mucho más serio que comprar una lavadora o una tostadora (electrodomésticos que por ley deben pasar controles de calidad que aseguren al menos 2 años de buen funcionamiento sin peligro para el consumidor) como es el caso que nos ocupa: la salud y la vida de las personas, que esos individuos se auto otorgan el derecho de convencer a un ignorante y quizás desesperado padre de que no necesita administrar a su hijo esos malévolos antibióticos para controlar su infección bacteriana porque, tal y como me comentó hace unos días en el blog "La Ciencia y sus Demonios" uno de estos descerebrados "profesionales" medico-alternativos
O bien, ya puestos, estos nuevos chamanes pueden vacunar homeopáticamente contra la polio a un niño porque a los virus nadie los ha visto y seguro que no existen ya que no son más que una invención de interesados médicos, mientras que el agua con azúcar que ellos venden es un potente antiviral, aunque por supuesto nadie haya demostrado nunca que sirva para algo más que para aligerar los bolsillos de los incautos.
Y lo más grave de todo este asunto es que las autoridades sanitarias de medio mundo están permitiendo en la practica (y muchas veces con la ley en la mano) esta irracional, anticientífica y criminal lógica que poco a poco va minando uno de los grandes logros del conocimiento científico, y que de seguir así nos retrotraerá a esas no tan lejanas épocas en donde cualquier charlatán o iluminado iba vendiendo con su carromato (ahora por internet) el mágico elixir de su invención con los desastrosos resultados por todos conocidos.
Ahora bien, con esa tesis de que las "terapias" alternativas se deben permitir sin restricción alguna lo que en la práctica se está defendiendo desde (por qué no decirlo) una prepotente (cuando no malévola) ignorancia es que en un tema mucho más serio que comprar una lavadora o una tostadora (electrodomésticos que por ley deben pasar controles de calidad que aseguren al menos 2 años de buen funcionamiento sin peligro para el consumidor) como es el caso que nos ocupa: la salud y la vida de las personas, que esos individuos se auto otorgan el derecho de convencer a un ignorante y quizás desesperado padre de que no necesita administrar a su hijo esos malévolos antibióticos para controlar su infección bacteriana porque, tal y como me comentó hace unos días en el blog "La Ciencia y sus Demonios" uno de estos descerebrados "profesionales" medico-alternativos
“El cuerpo está diseñado para vivir sano, si hay enfermedad es que hay desequilibrio, si se mete un químicos para aliviar un síntoma, se desequilibrará más a la larga (ley de entropía) y aparecen enfermedades incurables”Y ya está, las enfermedades son desequilibrios ¿de los chacras, la energía vital, el ying y el yang o demás supercherías vacuas? y por tanto no deben nunca ser tratadas con "químico" alguno. ¿No me negarán que este estafador de feria no debería estar encarcelado preventivamente a la espera de juicio por manifiesto peligro para la salud pública?
O bien, ya puestos, estos nuevos chamanes pueden vacunar homeopáticamente contra la polio a un niño porque a los virus nadie los ha visto y seguro que no existen ya que no son más que una invención de interesados médicos, mientras que el agua con azúcar que ellos venden es un potente antiviral, aunque por supuesto nadie haya demostrado nunca que sirva para algo más que para aligerar los bolsillos de los incautos.
Y lo más grave de todo este asunto es que las autoridades sanitarias de medio mundo están permitiendo en la practica (y muchas veces con la ley en la mano) esta irracional, anticientífica y criminal lógica que poco a poco va minando uno de los grandes logros del conocimiento científico, y que de seguir así nos retrotraerá a esas no tan lejanas épocas en donde cualquier charlatán o iluminado iba vendiendo con su carromato (ahora por internet) el mágico elixir de su invención con los desastrosos resultados por todos conocidos.
Yo alucino con la ligereza que los gobernantes tratan estos temas... :?
ResponderEliminarEn el siglo XIX la esperanza de vida era de 30 años. Después de Pasteur (1865) y Fleming (1928) esta fue para 60 años, estando hoy en los 80 años en los países más estructurados. En el mundo el promedio de muerte infantil era de 20% en el siglo diecinueve, pasando para 1% en el siglo veinte y todo esto gracias a la Medicina Científica. Esos imbéciles deberían ser penalizados.
ResponderEliminarImbéciles por? Mira, hay un montón de pruebas de gente que se ha sanado evitando esos medicamentos que ahora son un auténtico negocio. Que tú quieras evitarlo, como el resto de personas que han estudiado Medicina y se consideran científicos cuando aceptan únicamente aquello que leen y no se dignan en investigar...
Eliminar"...el cuerpo está diseñado a vivir sano...", pero con mas de 4000 enfermedades genéticas.
ResponderEliminarMaria P
ResponderEliminar¿dónde están las pruebas sobre esas supuestas curaciones?