Para justificar cómo la ausencia
de principio activo es capaz de producir un efecto curativo, los defensores de
la pseudomedicina homeopática invocan un misteriosa propiedad del agua
denominada "memoria" consistente en que a medida que se diluye la
solución original, aunque el principio activo vaya "desapareciendo" sin embargo las moléculas de agua que lo
rodeaban originalmente mantienen un "hueco" del tamaño del compuesto
original. Sería algo así como cuando se recubre un bizcocho con cobertura de
chocolate y luego cuidadosamente nos comemos el bizcocho quedando entonces
únicamente el recubrimiento del cacao rodeando un espacio vacío. Pero ¿se
pueden formar dichos "huecos" durante el proceso de dilución?
Pues bien para mostrar que toda
la argumentación de la “memoria del agua” es un simple engañabobos de lo más
burdo por cierto, puesto que cualquiera que haya estudiado la química elemental
del bachillerato (o incluso únicamente los conceptos básicos de primaria) se
puede dar cuenta que en el proceso de dilución, el compuesto original no desaparece nunca dejando jamás “hueco”
alguno en el agua, presentaré el siguiente ejemplo.
Tomemos un recipiente al que añadamos 4 bolas
negras y 100 bolas blancas. Si a esta “solución de bolas” se le añaden otras
100 bolas blancas ahora tenemos el doble de volumen con 200 bolas blancas que
siguen rodeando totalmente a las 4 bolas negras, habiéndose realizado por tanto
una dilución ½. Ahora cogemos la mitad de este volumen que contendrá entonces 2
bolas negras completamente rodeadas de 100 bolas blancas y le volvemos a añadir
otras 100 bolas blancas, resultando una mezcla de 2 bolas negras rodeadas otra
vez de 200 bolas blancas, por lo que habremos realizado una segunda dilución de
½, y entonces ahora tendremos una dilución ¼ sobre la solución original. Si
volvemos a descartar la mitad de las bolas nos quedaremos ahora con 1 bola
negra que sigue aún rodeada de 100 bolas blancas. Añadiendo otras 100 bolas
blancas volvemos a hacer otra dilución ½ y si ahora esta mezcla la separamos en
dos mitades tendremos un recipiente con 0 bolas negras y 100 bolas blancas ¡sin
ningún tipo de hueco o vacío! y el otro recipiente contendrá 1 bola negra
rodeada totalmente de 100 bolas blancas. A partir de aquí podemos seguir
añadiendo repetidamente cientos y cientos de bolas blancas en sucesivos pases
de dilución hasta el infinito y luego llamar al resultado final “solución
homeopática de bolas negras” pero ¿dónde han estado o se encuentran ahora los
famosos pero fantasmales huecos que contienen la “memoria” de las bolas
blancas? puesto que las bolas negras nunca han llegado a “desaparecer”, sino
que simplemente las hemos ido descartando junto con las bolas blancas que las rodeaban
durante el proceso de dilución seriada.
Nota: esta explicación se incluyó al final de una entrada reciente del blog "La Ciencia y sus Demonios" como un anexo y ahora
la publico de manera independiente para difundir más la idea.
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