La iglesia, ese pútrido
nido de delincuentes de la más variada ralea, en donde casi cualquier delito tiene
cabida ha encontrado la solución para obviar su responsabilidad y zanjar todos
sus problemas.
¿Que colaboran con
genocidas?¿que encubre a miles de pederastas?¿que mantienen vínculos con asociaciones
mafiosas o delincuentes de extrema derecha?¿que blanquean capitales
provenientes de oscuros negocios? Ningún problema. Cuando la evidencia es
abrumadora y el olor a estercolero putrefacto es insoportable pues se espera
unos años y luego con calma, con mucha, mucha calma se tramita y difunde un documento solicitando perdón y asunto arreglado, se acabaron las responsabilidades.
Pero eso de ejercer la
justicia y castigar a los culpables y a sus encubridores de la jerarquía
católica nada de nada, porque por supuesto en este pecaminoso e impío mundo los
indignos procedimientos judiciales y penitenciarios, que únicamente han sido
inventados para controlar al común de los mortales no pueden ser utilizados
nunca contra ellos, los verdaderos valedores del monopolio de la moral. Porque sería
toda una bajeza inimaginable encarcelar a los divinos representantes del único
dios verdadero, aún cuando sean execrables delincuentes. Ya si acaso, el
Creador ajustará cuentas con ellos a su debido momento, en el Juicio Final o más
allá.
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