Una de las principales consecuencias del fenómeno de la
globalización de la economía ha sido la creación de gigantescas multinacionales
que, aprovechándose de la ausencia de una legislación internacional efectiva, en
la práctica se encuentran al margen de las leyes aprobadas en los diversos
países.
Así en la actualidad cualquier transnacional es capaz de
fabricar sus productos utilizando mano de obra esclava y contaminando sin ningún
tipo de traba, al margen de cualquier control legal en los más depauperados países
del tercer mundo. Después vende esos productos (obtenidos mediante la
explotación laboral) en los países occidentales del primer mundo al máximo
precio posible y crea un entramado de sociedades
filiales opacas residentes en paraísos fiscales a los que repatría el
dinero para no pagar impuesto alguno. Así empresas que facturan varios miles de
millones de euros anuales no pagan en la práctica impuestos aún cuando año tras
año baten sus propios records de ventas ¿el truco? Pues el
caso de Apple es un ejemplo paradigmático. Si el último modelo de Iphone se
vende en España a 500 euros, la filial española compra a otra filial radicada
en cualquier paraíso fiscal ese mismo producto al precio de por ejemplo 499
euros. De tal forma que por supuesto, no queda margen de beneficio posible y al
terminar el año la multinacional en España puede llegar a tener incluso
pérdidas.
Entonces para evitar este abusivo y delictivo comportamiento
de las diferentes multinacionales, que nos está llevando a la ruina fiscal y
económica más absoluta, una medida rápida y efectiva sería la entrada en vigor
de una ley que cobrara una tasa fija (por ejemplo del 20-25% que es tipo medio
que soporta la media de los ciudadanos de este país) sobre la facturación (que
no sobre los beneficios) de cualquier empresa que operara con este tipo de
entramados globales. Así si una empresa quisiera vender sus productos en
nuestro país, pues tendría que contribuir equitativamente a los impuestos tal y
como lo hacemos los ciudadanos normales. Y no se preocupen porque ninguna de
ellas iba a abandonar sus lucrativos negocios por tener que pagar impuestos. Pero
claro ¿Quién va a poner el cascabel al gato?
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