Desde este blog he denunciado en múltiples ocasiones [1,
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las burdas falsedades de la homeopatía, una pseudomedicina con tintes
claramente religiosos que muy probablemente puede ser considerada con gran
seguridad una de las mayores y más extendidas estafas organizadas tanto en el
espacio como en el tiempo, puesto que lleva actuando más de dos siglos en
prácticamente todo el planeta bajo la actual dirección de la todopoderosa multinacional
francesa Boiron. Pues bien, esta estafa acaba de conseguir uno de sus mayores
victorias sobre el racionalismo y la ciencia en general sentando las bases para la
destrucción del principal éxito de la medicina científica.
Así el "Health Canada" o ministerio
de sanidad del país del arce acaba de aprobar
la comercialización de 179 productos homeopáticos para el
"tratamiento" de diversas enfermedades. Y lo más increíble y
peligroso de todo este caso es que al menos 82 de estos supuestos "productos
terapéuticos" (que no han demostrado eficacia y que no se diferencian en nada del milagroso agua de Lourdes o de Fátima) pueden ser usados
como vacunas contra diversos patógenos claramente muy peligrosos como gripe,
tos ferina, sarampión o polio. Tal ha sido el nivel de absurda ignorancia de
esta irracional medida, equiparando los preparados de los herederos de aquellos
charlatanes que iban de pueblo en pueblo con sus carromatos llenos de remedios
milagrosos para todo tipo de enfermedades con las más que efectivas vacunas que
han permitido salvar cientos de millones de vidas en todo el mundo, que
diversas organizaciones racionalistas han lanzado una campaña
de denuncia y presión para que los responsables sanitarios de Canadá
recapaciten, asuman su desproporcionado error y deroguen tan absurda y
peligrosa autorización que menoscaba uno de los principales y más efectivos
logros de la medicina moderna como es la vacunación. Porque si se permite el
tratamiento de estas enfermedades (en la actualidad muchas de ellas controladas
o en la práctica al borde de la erradicación como es el caso de la poliomielitis)
con estos inútiles remedios de hechicero, bien pudiera darse el caso de una
reactivación a nivel estatal de estos peligrosos agentes patogénicos, con el
consiguiente riesgo de echar al traste el duro trabajo realizado por parte de
cientos de miles de profesionales sanitarios y los miles de millones de euros
invertidos en salud pública en este último siglo y la vuelta a la aterradora
época anterior a la vacunación.
Supongo que ahora será más fácil denunciar la ineficacia de los productos y conseguir sacarles dinero al menos, que es lo que les dolería.
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