Aunque los sotanados llevan siglos intentando convencer al
aborregado rebaño cristiano de que Biblia es el máximo compendio de la moral,
no hace falta más que una simple lectura con una mínima capacidad de raciocinio
para comprender que la Biblia justifica las peores conductas y los execrables
delitos.
Algo por otra parte nada extraño ya que este libro, lejos de ser la palabra revelada por un dios benevolente, es simplemente una obra literaria hija de su tenebroso tiempo: aquellos lejanos pero más que horribles tiempos donde la barbarie, la explotación y la opresión eran la norma en sociedades patriarcales y violentas que ni siquiera podían concebir algo parecido a los derechos humanos.
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