Aunque parezca mentira esto es lo que opina
un clérigo paquistaní: las
mujeres que usan pantalones provocan desastres naturales con su desvergüenza
y pide al gobierno que se inicie una operación militar contra las mujeres que vistan este tipo de prendas.
Y yo me pregunto ¿estos
comportamientos no son prueba suficiente de que la religión es capaz de imponer
su irracional visión de que
los especímenes más catetos, dementes y alucinados de nuestra especie son, no
sólo personas dignas de elogio, sino también hasta grandes pensadores que deben
ser respetados, escuchados y seguidos por todo el mundo, en lugar de ser
considerados como lo que en realidad son, pobres enfermos mentales únicamente
dignos de nuestra compasión y de un buen tratamiento en un centro médico especializado para paliar sus evidentes
problemas psiquiátricos? Tiempo llegará en que la religión se defina médicamente
como lo que es: un trastorno mental severo.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Son enfermos mentales, sin entrar en detalles médicos. Al común de la gente le cuesta bastante entender que estamos ante una patología. Como la religión constituye una parte tan consustancial de nuestras culturas, propendemos a pensar que «no es para tanto», o que sólo se trata de casos aislados, de algún individuo enfermo. Siempre tendemos a salvar la religión. Pero el hecho religioso, hoy por hoy, es una patología. En algún momento de nuestra historia como especie habrá sido de alguna ayuda. Pero esos tiempos han quedado extremadamente lejos. Y obsoletos. Como tantas otras conductas, que hoy consideramos patológicas y antaño no lo eran.
ResponderEliminar¿Tan difícil es vivir la vida que tienemos (alegremente y disfrutando de las experiencias que esta nos ofrece) sin esperar nada a cambio? Una vida es mas que suficiente. ¿En serio hay gente que cree que va a tener una segunda oportunidad? No tiene sentido, tenemos suerte de haber nacido como seres humanos y disponer de un cierto intelecto, sin embargo lo malgastamos creando falsos ídolos siguiendo unas normas que no van a ayudar a que vayamos al cielo o al infierno. Al único sitio al que iremos después de muertos es a una incineradora o a dos metros bajo el suelo.
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