Es muy curioso como la iglesia católica, con un larguísimo
historial tanto en el espacio como en el tiempo de abusos, delitos y crímenes sigue a día de hoy prácticamente
monopolizando casi exclusivamente el papel de guardián de la ética, la moral y
la bondad.
Los mismos jerarcas, que acaparan día sí y día también las
portadas de todos los medios de comunicación del mundo hablando de los pecados
y de la maldad de los demás: divorciados, homosexuales, parejas de hecho, onanistas,
ateos, lesbianas, izquierdistas, madres solteras y ese largo etcétera de
millones de ciudadanos que vivimos nuestras vidas sin la imposición emanada de
oscuros libros escritos por profetas alucinados y semianalfabetos de la ya
lejana Edad del Bronce (libros que les hacen suponerse superiores y mejores que
al resto de los mortales) resulta que son la mayor organización mundial dedicada
a la explotación sexual infantil en todas sus variantes. De tal manera que la
propia ONU acaba de declarar en un demoledor informe que la iglesia católica es
responsable de crímenes que implican a miles de sacerdotes que abusaron de
“decenas de miles de niños de todo el mundo”
Y que lejos de perseguir y castigar a estos depravados
monstruos sexuales, el Vaticano y la jerarquía católica de todos los países implicados
han obstaculizado continua y criminalmente la labor de la justicia de todas las
maneras posibles llegando no sólo al encubrimiento, sino que con su política de
cambiar de parroquia a los sacerdotes
pedófilos se facilitó
“… la movilidad de los criminales, que ha permitido a muchos sacerdotes permanecer en contacto con niños y seguir abusando de ellos, continúa exponiendo a niños de numerosos países a un alto riesgo de sufrir abusos sexuales”
Es decir, que esta política del Vaticano de encubrimiento
además facilitaba nuevas y confiadas víctimas a los asquerosos pederastas con
alzacuellos.
Y por supuesto nadie se plantea siquiera enjuiciar a los
cientos de altos cargos católicos: obispos, arzobispos, cardenales y los
propios papas que durante décadas y décadas (que actuando como una perfecta
organización criminal que haría palidecer de envidia a la Mafia siciliana) consintieron,
encubrieron y facilitaron estos execrables crimines contra los más indefensos,
los niños.
Y mientras tanto a seguir soportando las filípicas del obispo del
turno sobre la superioridad moral del catolicismo, guía única que nos mantiene
alejados de la barbarie y la maldad.
Y mientras tanto la alcaldesa de Madrid regalando el patrimonio de la ciudad al Opus Dei. Vergüenza de pais.
En la foto inferior, la Botella, con las bragas empapadas, intentando chupársela al Peneadicto XVI
ResponderEliminarPero luego él le dice: —No, no, que a mí me gustan los niños. Ni me toques.
EliminarReconozco que soy un ordinario, pero está en mi naturaleza....
ResponderEliminarAhora parece que piden perdon. Pedir perdon está bien pero pero ni suficiente. Disolved vuestra organización mafiosa-criminal y después os haceis el hara-kiri........TODOS.
ResponderEliminarEl laicismo es exclusivo y autoritario. A las pruebas me remito. Quieren imponer a los demás sus criterios; pero dicen que la Iglesia impone. La Iglesia propone y defiende el derecho natural; el ateísmo actúa de forma policiaca, sectaria y demagoga.
ResponderEliminarFloren
ResponderEliminarNunca dejaré de sorprenderme de como los religiosos entienden el mundo al revés. El laicismo únicamente quiere que exista una exquisita y total neutralidad religiosa pública, de tal manera que aunque cualquiera pueda creer en la estupidez de su elección, que esa idiotez no implique gasto público ni perjuicio alguno desde el plano legal para aquellos otros ciudadanos que creen en otras estupideces distintas o que como los ateos no creemos en ninguna.
Ya lo de tu afirmación de que la iglesia “propone y defiende el derecho natural” es una de las mayores mentiras que he escuchado. Primero porque la iglesia impone a todos los ciudadanos (creyentes en otra idioteces o a los ateos) que les paguemos 11.000 millones de euros anuales de nuestros impuestos, además de presionar y demasiadas veces conseguir que sus particulares creencias basadas en, no lo olvidemos, las locuras de enfermos mentales del pasado más remoto se conviertan en leyes que nos afectan a todos los ciudadanos de un supuesto país avanzado del siglo XXI. Y segundo ¿qué narices es eso del “derecho natural”? ¿No te referirás a lo que esos enfermos mentales que hablan con palomas o zarzas ardientes dicen que está bien o está mal? porque entonces no podré contenerme y me carcajearé de ti hasta partirme de risa.
Finalmente has cometido un error en el sujeto de tu frase final, la triste realidad es que es la religión en general y el cristianismo en particular son los que desde siempre han actuado de forma policiaca, sectaria y demagoga.