Resulta que a un bebe
norteamericano se le diagnosticó un tumor maligno ocular que fue creciendo
rápidamente. La solución evidente propuesta por los médicos fue una operación
antes de que el cáncer creciera más y se extendiera. Hasta aquí ningún problema
pero como siempre las sacrosantas, absurdas y en este caso criminales creencias
de unos deficientes mentales vinieron a complicar el ya de por sí grave
problema. Los padres no podían ser los típicos hipócritas, como el resto de los creyentes en
los más variados dioses, que hubieran permitido el tratamiento, hubieran rezado
a su dios particular rogando por la curación de su bebé y cuando tras una operación
exitosa el cirujano les hubiera comunicado que su hija estaba fuera de peligro
hubieran corrido a si iglesia a dar gracias a su benevolente creador y a
aumentar sus donaciones para ayudar a tan poderoso culto. No señor. Estos descerebrados
son de los creyentes de verdad. De los que creen que su dios no tiene otra cosa
que hacer que velar por sus particulares intereses y que mantiene una línea de
comunicación directa y abierta las 24h para ellos. Vamos, lo que dicen de
verdad todos los libros sagrados pero que casi ningún creyente (con muy bien
criterio por otra parte) tiene los arrestos de llevar hasta sus últimas
consecuencias. Pues como digo, estos descerebrados padres si creen de verdad en
su religión. Y su religión es la Iglesia
de Cristo, un conglomerado de fundamentalistas cristianos evangélicos que creen en la literalidad de la
Biblia. ¿Y que implica esto? Pues entre otras absurdeces, creen en la sanación
por fe. Es decir, en que cuando un individuo enferma no se necesita ningún tratamiento
médico sino que si rezan a su dios éste les curará. Simple y barato. Adiós a la
medicina moderna con todas sus complicaciones: hospitales, médicos, enfermeros,
medicamentos, vacunas, cirugías, etc. No me digan que no es buen sistema para
acabar con el déficit público ahora que estamos inmersos en esta terrible
crisis económica. Si es que como somos unos descreídos, así nos va. Con lo fácil
que sería que abriéramos nuestros corazones a la verdad mística, regresáramos
al rebaño y seríamos cuidados como buenas ovejas y así se acabarían todos
nuestros problemas.
Así que combinando la idiocia mental
de los padres con el respeto a los sagrados derechos de la religión el tumor
siguió creciendo, hasta ser tan monstruoso que ponía en peligro no sólo la visión sino la
vida misma de la pequeña, tal y como refleja la siguiente fotografía:
Al final incluso en el país de la
libertad religiosa, las
autoridades estatales tuvieron que actuar y permitieron la intervención quirúrgica
que salvó a la pequeña y condenaron a la pareja a la irrisoria pena de 90 días
de cárcel. Por supuesto nadie ha osado pensar que estos fanáticos no están
capacitados para criar y educar a una niña y que lo que realmente necesitan es
ser internados en una institución mental. Seguirán inoculando la ponzoña
religiosa a su pequeña hasta que con el paso de los años esa pobre criatura
decida “libremente” abrazar la absurda fe de sus padres o cualquier otra
similar y tendremos que respetar su “libre elección” como ha ocurrido
recientemente con la adolescente musulmana que quiere taparse también de forma absolutamente
voluntaria con una denigrante sábana negra.
Pero como publica el blog La
ciencia y sus demonios el asunto no está todavía zanjado. Los padres en
lugar de reconocer su ignorancia, su prepotencia y su maldad han sido capaces
de demandar a las autoridades que salvaron la vida de su hija porque no quieren
hacerse cargo de los gastos sanitarios ocasionados por el tratamiento médico. Vergonzoso
y ruin a más no poder. Y como indica el comentarista de esta noticia emitida en
una cadena de TV norteamericana, increíblemente los ignorantes y malvados padres
tienen posibilidades de ganar el juicio por la jurisprudencia norteamericana.
La variante de la iglesia de Cristo
a la que siguen estos dementes padres consta de algo más de mil seguidores y más de 20 hijos de miembros de esta secta han muerto en EEUU de
enfermedades prevenibles o curables. Ésta es la primera vez que un juez deroga
el divino derecho de estos desequilibrados a seguir matando a sus vástagos. A
lo mejor no podemos obligar a adultos idiotas a negarse a recibir atención
médica para salvar sus vidas. Quizás esta cerrazón mental sea mejor para nuestra especie puesto que así
se acorta la vida de estos ignorantes y como dice el refrán “muerto el
perro, se acabó la rabia”; pero lo que no es negociable es que asesinen a sus hijos en nombre de un dios ignorante. Así que la única solución razonable sería esterilizarlos a todos por ley para que no
pudieran procrear y dañar a su prole y luego olvidarse de ellos para que la
naturaleza (y así los patógenos perfectamente diseñados por el creador puedan hacer su labor de dolor y muerte) siga su curso sin impedimento alguno por parte de la tecnología
médica.
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