Los creyentes son capaces de aceptar los mayores disparates eso sí, siempre y cuando estos provengan de viejos y mohosos libros escritos por profetas dementes del más remoto pasado.
Sin embargo, en el resto de sus vidas piden pruebas concluyentes tal y como bien explica en el siguiente video Sam Harris. Es por ello que los religiosos son culpables de una asombrosa podredumbre intelectual.
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