Aún cuando profetas de todo tiempo y lugar han malinterpretado el fascinante concepto de la religión, la cruda y certera realidad es que no hay nada más allá, ni cielo, ni infierno, ni espíritus ni mucho menos dioses solo el siempre inquieto cerebro de un primate con poco pelo y mucha imaginación.
La mejor explicación sobre el origen de la religión que nunca antes escuche
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