Para una supuesta entidad omnisciente debería ser fácil haber transmitido a esta tan particular especie de monos bípedos una única y clara "verdad revelada".
Sin embargo, cada varios siglos o décadas parece cambiar de opinión y contacta con algún pobre semideficiente mental para transmitirle una "buena nueva" radicalmente diferente de la anterior, hecho que además de generar una infinita confusión entre el iletrado rebaño conlleva desgraciadamente enfrentamientos, luchas, guerras, pogromos y demás barbaridades cuando los nuevos creyentes chocan con los viejos adeptos, algo que esa deidad todopoderosa es incapaz de comprender.
A no ser que en realidad su verdadero objetivo sea divertirse observando cómo sus pobres siervos se matan entre sí por si hay que comer o no carne o pescado, si hay que cortarse o no el prepucio o si a las mujeres basta sólo que tenerlas encerradas en casa a buen recaudo o si también es necesario mutilar sus genitales para mayor gloria de la divinidad.
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