Si la cordura escasea en condiciones normales entre el
rebaño cristiano, las próximas elecciones en EEUU han desatado hasta límites
casi inimaginables la alucinada estulticia de muchos “líderes” cristianos.
Así un teleevangelista yanqui, de esos que tienen en mente únicamente la teocracia cristiana, ha declarado que la culpa de que haya congresistas de origen musulmán la tiene el siempre impenitente Satán ¡ahí es nada!
Otro telepredicador va mucho más allá al sugerir que si su amado presidente Trump no sale reelegido los demócratas aprobarán ”perversas” y amorales leyes que legalizarán el matrimonio entre seres humanos y vacas ¿cómo se han quedado?
Pero quizás quien se lleve la palma de la estulticia cristiana es seguramente el siempre demente Pat Robertson, otro teleevangelista para darle de comer aparte, que se ha superado a sí mismo ya que ha declarado que
“Sin duda, Trump va a ganar las elecciones”
pero que ello derivará en
disturbios civiles generalizados, durante los cuales habrá al menos dos
intentos de asesinar al presidente. Mientras Estados Unidos está sumido
en el caos, Robertson predice que las naciones islámicas usarán la oportunidad
para atacar a Israel, pero que ¡cómo no podía ser de otra manera! serán
aniquiladas por Dios, lo que conducirá a "una época de paz
extraordinaria".
Aunque no todo van a ser alegrías
porque después de varios años de paz y resurgimiento global, el mundo
experimentará la "gran tribulación" del Fin de los Tiempos cuando un
asteroide golpee la Tierra. ¡Y todo ello gracias al “piadoso” dios
judeocristiano!
A la vista de los hechos, lo más sano para la democracia estadounidense sería retirar el voto a estos débiles mentales y que fueran tutelados por los servicios sociales por su propio bien y por la tranquilidad del resto de los ciudadanos.
No me preocupan mucho los disparates de Pat Robertson porque siempre hay zumbados, pero si que me preocupa que después de soltar locuras como estas durante años, le quede un elevado número de seguidores (aunque supongo que su número habrá ido menguando). Cuando sus nuevas profecías se demuestren falsas, debería quedarse sin parroquia, pero no sucederá así. ¡Eso si que es preocupante!
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