Está claro que la ignorancia supersticiosa parece consustancial
a nuestra especie, y que los niveles de estupidez que conlleva lejos de disminuir en este mundo
hiperconectado y altamente desarrollado del siglo XXI parece que no dejan de aumentar.
Si no juzguen ustedes.
Un individuo originario del pequeño y montañoso Bután pero
residente en Suiza es ingresado en un hospital aquejado de fuertes dolores
abdominales, estreñimiento, confusión mental y vómitos. Los médicos tras
realizarle las más diversas pruebas (gastroscopia, tomografía computerizada y
diversos análisis de sangre y orina) son incapaces de diagnosticar la
enfermedad. Vamos un caso digno de la atención del famoso doctor House, aunque
ya les adelanto que ahora tampoco es lupus.
El enfermo, afectado desde hace años de parálisis
facial (enfermedad para la que no
existe cura en la actualidad) relata que lleva varios meses tomando unas
pastillas que compra en su país natal, las cuales contienen un poderoso “remedio”
para esta y otras enfermedades. Claro que sí, ¿que no hay tratamiento para mi
enfermedad? pues nada a buscar medicinas “alternativas” que seguramente me
curarán a pesar de la incompetencia de científicos y médicos ateos.
¿Y en qué consisten esas maravillosas pastillas que todo lo
curan, fuera del alcance de la medicina occidental? Pues agárrense que no es
broma. Según indicaba el paciente las pastillas contenían el “pelo milagroso de
un sacerdote”, por lo que se ve muy famoso en Bután. Imaginen la cara que se
les quedó a los médicos suizos tras esta revelación. Ello les llevó a analizar
la composición de estas milagrosas cápsulas. Los resultados mostraron que
contenían elevados niveles de plomo aunque no había rastro alguno de pelo. Parece
ser que los remedios a base de plomo son bastante comunes en la medicina
tradicional butanesa. Así que los doctores analizaron inmediatamente la sangre
del paciente detectando que el
enfermo estaba intoxicado por este metal pesado en una proporción 100 VECES
superior a los niveles habituales que existen de este tóxico elemento en la
sangre de individuos normales. Finalmente, tras la administración de un agente
quelante el paciente se recuperó totalmente. Además los médicos se pusieron en
contacto con el ministerio de sanidad del pequeño país asiático para
informarles de la peligrosidad del remedio. ¿No me digan que no parece un
episodio cualquiera del Dr. House?
En resumen, un ejemplo evidente más de los peligros de aunar
superstición con remedios
naturales y alternativos de la milenaria medicina oriental.
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