No he podido verificar la verdad de la siguiente noticia pero abre un interesante debate legal sobre la responsabilidad religiosa no sólo de los actos sino de las intenciones.
Resulta que en el pequeño pueblo de Mt. Vernon en el estado norteamericano de Tejas el dueño del bar Drummond decidió ampliar su negocio. Hasta aquí nada extraño, pero resulta que a la congregación baptista del pueblo no le pareció adecuado o moral dicha ampliación, con lo que inició una campaña para bloquear la apertura del local que consistió en peticiones al ayuntamiento y plegarias varias al divino juez. Todo se desarrollaba dentro de la normalidad hasta que a una semana de la reapertura del local cayó un rayo en el edificio en construcción provocando un incendio que destruyó completamente el mencionado bar. Como se pueden imaginar, en un pueblo como Mt. Vernon de sólo 3000 almas ubicado en uno de los estados más conservadores y religiosos del profundo sur de los EEUU, los píos parroquianos y el responsable de la iglesia comenzaron a asegurar que el desastre había sido producido por un designio divino en respuesta a las plegarias de los fieles tejanos. Así que el dueño del bar, supongo que harto de los comentarios de los beatos de turno, demandó a la iglesia baptista local en base a que ella y sus fieles eran responsables de la caída del rayo y el posterior incendio que destruyó su propiedad. Después de la denuncia la iglesia ha negado cualquier responsabilidad o conexión con el suceso. ¡Qué cobardes e impíos! Con lo que se abre un interesante dilema sobre el comportamiento de los fieles. O bien han abjurado de sus creencias o están simplemente mintiendo al negar la divina paternidad del suceso. En ambos casos no salen muy bien parados en su comportamiento y creencias religiosas. Claro que el juez encargado del litigio tampoco lo tiene fácil ya que ha declarado “No sé cómo voy a decidir sobre este asunto puesto que tenemos al dueño de un bar que cree en el poder de la oración mientras que una congregación religiosa al completo niega dicho celestial poder”.Seguro que acaba en el Tribunal Supremo norteamericano.
Sea o no verdad dicho suceso lo que queda bastante claro es que los creyentes deberían pensarse muy bien antes de pedir la intercesión divina en apoyo de sus mezquinos intereses, porque como nos enseñaron a los niños del nacionalcatolicismo español se puede pecar por pensamiento, palabra, obra y omisión.
Resulta que en el pequeño pueblo de Mt. Vernon en el estado norteamericano de Tejas el dueño del bar Drummond decidió ampliar su negocio. Hasta aquí nada extraño, pero resulta que a la congregación baptista del pueblo no le pareció adecuado o moral dicha ampliación, con lo que inició una campaña para bloquear la apertura del local que consistió en peticiones al ayuntamiento y plegarias varias al divino juez. Todo se desarrollaba dentro de la normalidad hasta que a una semana de la reapertura del local cayó un rayo en el edificio en construcción provocando un incendio que destruyó completamente el mencionado bar. Como se pueden imaginar, en un pueblo como Mt. Vernon de sólo 3000 almas ubicado en uno de los estados más conservadores y religiosos del profundo sur de los EEUU, los píos parroquianos y el responsable de la iglesia comenzaron a asegurar que el desastre había sido producido por un designio divino en respuesta a las plegarias de los fieles tejanos. Así que el dueño del bar, supongo que harto de los comentarios de los beatos de turno, demandó a la iglesia baptista local en base a que ella y sus fieles eran responsables de la caída del rayo y el posterior incendio que destruyó su propiedad. Después de la denuncia la iglesia ha negado cualquier responsabilidad o conexión con el suceso. ¡Qué cobardes e impíos! Con lo que se abre un interesante dilema sobre el comportamiento de los fieles. O bien han abjurado de sus creencias o están simplemente mintiendo al negar la divina paternidad del suceso. En ambos casos no salen muy bien parados en su comportamiento y creencias religiosas. Claro que el juez encargado del litigio tampoco lo tiene fácil ya que ha declarado “No sé cómo voy a decidir sobre este asunto puesto que tenemos al dueño de un bar que cree en el poder de la oración mientras que una congregación religiosa al completo niega dicho celestial poder”.Seguro que acaba en el Tribunal Supremo norteamericano.
Sea o no verdad dicho suceso lo que queda bastante claro es que los creyentes deberían pensarse muy bien antes de pedir la intercesión divina en apoyo de sus mezquinos intereses, porque como nos enseñaron a los niños del nacionalcatolicismo español se puede pecar por pensamiento, palabra, obra y omisión.
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