Repasando los datos estadísticos sobre creencias y religiones en el mundo que resumo en la siguiente tabla se pueden extraer interesantes conclusiones acerca de las pretendidas verdades y ventajas religiosas.
Lo primero que se puede observar que la mayoría de las personas (cerca de un 85%) tienen algún tipo de fe religiosa. Y eso es uno de los principales argumentos de los creyentes para justificar su status. ¿Pero en qué consisten estas creencias? Pues como se puede observar en la tabla, en un conjunto absolutamente heterogéneo de ideas sobrenaturales.
Así la creencia con más seguidores es el monoteísta y rigorista Islam, seguido muy de cerca por los semipoliteístas católicos romanos. Sí, aunque ellos se definan como monoteístas al igual que las otras religiones del Libro lo que nadie puede discutir es que el cristianismo romano ha ido derivando hacia un sistema politeísta en donde al Dios único y absolutamente celoso del Antiguo Testamento, se le añadió en el Nuevo Testamento la deidad Jesucristo. Este proceso fue un largo enfrentamiento de varios siglos no exento de persecuciones y sangre dentro del seno de la Iglesia Cristiana hasta que el concilio de Nicea del año 325 afirmó la consubstancialidad de ambos personajes. Para complicar más la situación, posteriormente el concilio de Constantinopla incluyó un tercer elemento, el Espíritu Santo para conformar finalmente el extraño e incompresible dogma de la Santísima Trinidad. Además y por si fuera poco desde la adopción del dogma de la Inmaculada Concepción por parte de la Iglesia católica allá por mediados del siglo XIX ha ido creciendo también dentro de muchos católicos el fervor hacia María de tal forma que ahora dicha religión presenta cuatro dioses de facto.
He separado a los diferentes cristianos porque salvo pequeñas diferencias debidas a un origen político como es el caso de católicos y anglicanos, los distintos credos de los seguidores de Jesús son religiones completamente diferentes que salvo en algunos nombres comunes mantienen estructuras simbólicas tan distintas que han justificado siglos de persecuciones, odios y matanzas casi fin entre sus respectivos partidarios.
La tercera religión por adeptos es el hinduismo que en realidad es un conjuntos de creencias fusionadas a lo largo de los siglos que van desde un panteísmo impersonal con un único Dios o Brahman (no confundir con los brahmanes que son sólo sacerdotes), una triada de dioses o Trimurti un poco al estilo de la Trinidad católica hasta un complejo politeísmo con innumerables dioses algunos de ellos con raigambre únicamente comarcal. Algo parecido se puede decir del epígrafe de religiones chinas.
Como se puede seguir observando de la tabla aparecen distinto número de creencias, cada una de ellas con menor éxito y número de seguidores hasta llegar por ejemplo al Zoroastrismo con menos de un millón de adeptos en el mundo.
Todas estas religiones tienen un denominador común y es que sus respectivos conjuntos de creencias son mutuamente incompatibles entre sí. Así es fácil de ver que no pueden tener a la vez razón los musulmanes o los hinduistas politeístas, ni los católicos y los sikhs y así sucesivamente. Es decir en el caso de que existiera algún tipo de entidad o entidades sobrenaturales que se preocuparan por nosotros, la gran mayoría de la humanidad, que va desde un conservador 80% (en el caso de que sólo los musulmanes hubieran acertado) hasta un descorazonador 99,9% si Zoroastro es el único depositario de la verdad religiosa, viviríamos en absoluto error teológico. Por tanto, puesto que ninguna de esas entidades ha revelado de manera confiable sus designios ya que todas ellas suelen tener la mala costumbre de aparecerse a personas que en el mejor de los casos tienen poca credibilidad cuando no son directamente candidatos a recibir tratamiento psiquiátrico, aparece una irresoluble dificultad en saber cuál es la única religión verdadera. Por ello entonces la única conclusión razonable para cualquier persona medianamente sensata e inteligente sería no pronunciarse acerca de ninguna que es lo que hacen los agnósticos con buen criterio. Ahora bien ya puestos a suponer que lógicamente se pueden descartar a todos las creencias menos una y la vista de la existencia de tal multitud de las mismas, entonces, no creer en innumerables dioses o innumerables dioses más uno sería casi un axioma matemático, y éste es el razonamiento que seguimos los ateos para no tener que malgastar el escaso tiempo de nuestras cortas vidas en adorar al ídolo equivocado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario