Bacterias multirresistentes a los antibióticos: una pandemia que sólo puede ir a peor

Aunque desde la pandemia coronaviral todo el mundo entiende el inmenso peligro que constituyen los patógenos,  es importante recalcar que desde hace décadas vivimos inmersos en otra pandemia que con el paso de los años no ha ido más que agudizándose: las infecciones por bacterias multiresistentes.

El uso masivo e indiscriminado de antibióticos (tanto en humanos como en animales de granja) ha tenido la terrible consecuencia de la aparición de bacterias multiresistentes a todos los antimicrobianos conocidos con el consiguiente peligro para la salud mundial, en donde todas las previsión auguran un pesimista futuro con millones de muertos anuales y la vuelta a una época no tan lejana en donde la medicina era un peligroso juego de azar, puesto que cualquier intervención quirúrgica por leve que esta fuera arrastraba la posibilidad de una infección bacteriana incontrolable.

Y aunque como en otros muchos casos (como el cambio climático o la contaminación atmosférica) los datos científicos son contundentes e indican con rotundidad que debemos de dejar de administrar de forma indiscriminada a animales y a humanos antibióticos, todo el sistema socio-económico y sanitario sigue anclado en las viejas costumbres.

Porque solo así se puede comprender que en pleno año 2025, después de más de 75 años que el padre de la penicilina, el mismísimo Fleming alertara:

La mayor posibilidad del mal en la automedicación es el uso de dosis demasiado pequeñas, de modo que, en lugar de aclarar la infección, los microbios se “eduquen” y se genere una resistencia a la penicilina, que puede ser diseminada a otros individuos y tal vez de allí a otros hasta que lleguen a alguien que tenga una septicemia o una neumonía que la penicilina no pueda salvar.

se siga administrando de manera rutinaria a los niños pequeños antibióticos ante la más mínima señal de enfermedad. Y así, hace ya algunos años que un estudio publicado por investigadores españoles demostró que la administración automática de antibióticos a niños ante el primer síntoma de infección de oído, dolor de garganta, sinusitis o bronquitis no solo no mejora el tiempo que se tarda en resolver la infección, puesto que la mayoría de estas enfermedades no están causadas por bacterias (sino por virus), sino que además los menores medicados tenían más efectos secundarios gastrointestinales.

Ya que los principales motivos para la administración de antibióticos a menores de edad suelen ser ajenos a la práctica médica como

* la presión que soporta el cuidador. Porque muchos padres no se sienten cómodos viendo cómo va evolucionando la enfermedad de sus hijos y no entienden el curso natural de las enfermedades virales en los niños, que suelen resolverse de manera espontánea.

* pereza intelectual y uso de la medicina defensiva. Algunos médicos pueden recetar antibióticos, aunque sepan que no son necesarios, por cansancio o temor a enfrentarse a unos padres alarmados, que incluso pueden amenazarles de negligentes.

* presión económica de médicos de la medicina privada, que pueden perder clientes si los padres quedan disconformes con un diagnóstico que implica básicamente esperar.

Y para que se comprenda lo importante que es no hacer un uso inadecuado de los antibióticos este impactante video en donde se demuestra que la exposición a los antibióticos hace que las bacterias se haga resistentes en tan sólo 11 días.