El bautismo viola los más elementales derechos de los más vulnerables: los niños

El bautismo, esa cadena atada a la conciencia de los más pequeños es una de las mayores violaciones de los derechos humanos que se puede cometer, ya que obliga a un ser sin ninguna capacidad mental, raciocinio ni posibilidad de elección a pertenecer de por vida a una secta que ni siquiera entiende.

Y este despropósito jurídico es desvelado en un simple, pero poderoso minuto de la muy recomendable serie "La que se avecina", que expone casi mejor que cualquier tratado filosófico, jurídico o teológico la fragrante violación de los derechos humanos consistente en bautizar a recién nacidos para así incluirlos en el listado de una asociación marcada por el desprecio a las minorías y la represión de las conciencias. 

 

 

Ya que la gran pregunta en el siglo de los derechos humanos sería ¿por qué asumimos con total naturalidad, que un bebé de unas pocas semanas de vida necesite ser purificado del “pecado original” mediante el bautismo. ¿Qué tipo de mente tan sucia, delirante y obscena es capaz de inventarse, y sobre todo de convencer a unos adultos responsables y absolutamente ilusionados, de que su vástago recién nacido es culpable de un supuesto pecado cometido por un par de analfabetos en un jardín hace exactamente seis milenios? Después, por si no fuera suficiente y siempre antes de cumplir los 8-9 años, ese mismo niño es nuevamente adoctrinado en una ceremonia pública en donde se celebra su unión con Cristo.  Pocos años después pero todavía en plena adolescencia, el menor mediante la unción con el crisma de confirmación, es marcado de forma indeleble como católico. Como se puede observar tres sacramentos de iniciación cristiana antes de que el individuo sea mayor de edad, tenga formada una personalidad y unos criterios propios, pueda votar o según la legislación española actualmente vigente sin ni siquiera responsabilidad penal. Pero eso sí, ya unido irreversiblemente a la Santa Madre Iglesia, para que esta sucia, pervertida y corrupta secta lo pueda contar como una oveja más de su rebaño y así justificar la autoproclamada catolicidad española, una mentira como la copa de un pino.

Finalmente, ¿porque seguimos considerando apropiadas este tipo de imposiciones a nuestros menores, cuando otras equivalentes como el adoctrinamiento político de la infancia se considera una violación de derechos humanos y durante el pasado siglo XX sólo fue utilizado por dictaduras: juventudes hitlerianas, komsomol o la hispánica Organización Juvenil Española durante el franquismo?