Y así un profesor de psicología de la Universidad de St. Josephs en Brooklyn exploró los rasgos psicológicos diferenciales de cristianos y ateos, centrándose en la autocompasión y en el narcisismo.
Y después de analizar el comportamiento de cerca de 1.000 individuos ha concluido que los cristianos son más autocompasivos que los ateos es decir, los creyentes son amables y comprensivos con uno mismo, especialmente cuando se enfrentan errores, fallos o sufrimiento, en lugar de ser críticos o duros porque por supuesto la autocomplacencia viene de serie con la religión.
Además son también más narcisistas que los ateos, incluyendo tendencias a mostrar y buscar admiración porque aunque van por el mundo de humildes, los cristianos necesitan que todo el mundo les observe y que les admire por sus logros y también por sus estúpidas creencias.
En resumen algo ya sabido: los cristianos quieren ser siempre el centro de atención porque como no abandonaron esa etapa del desarrollo intelectual de los 5 años en los que todo deber girar alrededor de uno mismo necesitan estar siempre en el candelero social ¡qué asco!
P.D:
Y de regalo la mejor definición de los jerarcas cristianos:
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