Porque dejando de lado que hay infinidad de religiones (se calcula que unas 4.200) completamente excluyentes entre sí: budismo, cristianismo, hinduismo, islam, judaísmo, etc., etc., etc. es que ni siquiera los seguidores del mismo dios se pueden poner de acuerdo entre si.
Así, en el islam chiitas, jariyíes, sufíes y sunitas se enfrentan por la palabra de Alá. Y en el caso del cristianismo es mucho peor ya que hay literalmente miles de variantes y sectas, todas y cada una de ellas se proclaman herederos únicos del nazareno demente. Así ¿a quién hacer caso? ¿a los anglicanos, a los católicos, a los ortodoxos griegos o rusos, a los adventistas del primer, segundo o del infinito día?
Incluso dentro de cada variante cristiana, la supuesta palabra de dios ha ido cambiando con los siglos y lo que en un momento se consideró dogma ahora puede ser herejía y viceversa, si algún obispo de hace 1000 años se trasladara hoy al Vaticano lo mismo se volvía a morir del soponcio de ver que los herejes ahora dominan el trono del San Pedro.
Por tanto, lo más razonable es suponer que todo ese ya manido asunto de la religión es una mezcolanza cambiante basada en sesgadas interpretaciones de los delirios de profetas iletrados a los que no se les debería tener en cuenta para nada en este siglo XXI.
P.D:
Porque mira que si sólo los polinesios tuvieran razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario