La principal fortaleza de la religión quizás sea que permite
a unos insignificantes monos bípedos, que habitan en un planeta minúsculo, el
cual orbita alrededor de una simple estrella perteneciente a una de las innumerables
galaxias que conforma el casi infinito Cosmos creerse importantes.
Y eso,
teniendo en cuenta el monumental ego que destila nuestra muchas veces patética
especie es una fuerte evidencia de que la superstición religiosa nunca
abandonará el inconsciente colectivo de esta nuestra mal denominada especie
sapiens.
No hay comentarios:
Publicar un comentario