Los creyentes afirman que sus libros sagrados fueron
revelados por una entidad atemporal y omnisciente. Sin embargo la más
superficial lectura de estos textos sagrados solo puede llevar a la inequívoca
conclusión de que si esa afirmación fuera verdad la divinidad sería en la práctica
un analfabeto científico muy por debajo del conocimiento que cualquier niño de
primaria tiene en la actualidad.
Sin embargo, el que esos libros “divinos” tengan esa inmensa cantidad de inexactitudes y errores que hacen sonrojar a cualquiera que los lea con la debida atención permite asegurar sin ningún tipo de duda que en realidad fueron escritos por profetas científicamente analfabetos, machistas, retrógrados y fanáticos que simplemente reflejan la inmensa ignorancia de las civilizaciones del pasado.
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