En el tema de la religión uno de los argumentos más usados y
a la vez más erróneos es la diferenciación entre fanatismo religioso y
creyentes "moderados". Y en realidad esta falacia únicamente refleja
un total desconocimiento de lo que es y lo que significa la religión.
La religión por su propia naturaleza es fanática y
exclusivista, puesto que ante la verdad revelada no puede existir nunca dudas,
medias tintas o negociación alguna. Si el Ser Supremo omnisciente y
todopoderoso dicta que es pecado comer cerdo o vaca o no cortarse el prepucio,
que las mujeres son seres inferiores únicamente un poco por encima que el resto
de los animales, que hay que adorar una cruz o un becerro de oro, no puede existir nunca posibilidad alguna de desobedecer.
Así entonces esos creyentes a la carta, que consideran que algunos pasajes de la Biblia son literales, mientras que otros más problemáticos, como son el exterminio de homosexuales, ateos o lesbianas o el sojuzgamiento total de la mujer a los designios del rey de la creación (el macho patriarcal) no pueden ser nunca verdaderos creyentes.
Si se permite un símil futbolístico sería algo así como que se pudiera elegir a la carta aquellas reglas del fútbol que más convinieran en cada momento a cada persona. Así unos jugadores dirían que vale meter un gol con la mano, algunos que el campo puede ser cuadrado, otros que se puede poner una barrera ante un penalti, un cuarto grupo argumentaría que el fuera de juego es una norma caduca y otros dirían que una patada por detrás nunca es falta.
El resultado para cualquier aficionado al deporte rey de estas "reglas a la carta" sería del todo evidente: esos supuestos futbolistas "moderados o modernos", que consideran caducas muchas de los cánones futbolísticos y que interpretan o reinterpretan una y otra vez a su antojo las claras normas del balompié podrán decir que "juegan" a alguna cosa, pero nunca podrán defender que lo que practican es fútbol.
Pues eso mismo ocurre cuando unos supuestos "cristianos" a la carta dicen que la Biblia puede interpretarse de tal manera que gran parte de ella (esa que habla de creacionismo puro y duro, homofobia, sexismo, genocidio, brutal patriarcado y el resto de prehistóricas, ignorantes y antidemocráticas prácticas ordenadas por un dios celoso, cruel, misógino, homófobo, iracundo y egomaníaco) pierde su valor y su significado y puede ser escondida bajo el falaz argumento de la "interpretación" de, no lo olvidemos, la verdadera palabra de un ser omnisciente.
Así entonces esos creyentes a la carta, que consideran que algunos pasajes de la Biblia son literales, mientras que otros más problemáticos, como son el exterminio de homosexuales, ateos o lesbianas o el sojuzgamiento total de la mujer a los designios del rey de la creación (el macho patriarcal) no pueden ser nunca verdaderos creyentes.
Si se permite un símil futbolístico sería algo así como que se pudiera elegir a la carta aquellas reglas del fútbol que más convinieran en cada momento a cada persona. Así unos jugadores dirían que vale meter un gol con la mano, algunos que el campo puede ser cuadrado, otros que se puede poner una barrera ante un penalti, un cuarto grupo argumentaría que el fuera de juego es una norma caduca y otros dirían que una patada por detrás nunca es falta.
El resultado para cualquier aficionado al deporte rey de estas "reglas a la carta" sería del todo evidente: esos supuestos futbolistas "moderados o modernos", que consideran caducas muchas de los cánones futbolísticos y que interpretan o reinterpretan una y otra vez a su antojo las claras normas del balompié podrán decir que "juegan" a alguna cosa, pero nunca podrán defender que lo que practican es fútbol.
Pues eso mismo ocurre cuando unos supuestos "cristianos" a la carta dicen que la Biblia puede interpretarse de tal manera que gran parte de ella (esa que habla de creacionismo puro y duro, homofobia, sexismo, genocidio, brutal patriarcado y el resto de prehistóricas, ignorantes y antidemocráticas prácticas ordenadas por un dios celoso, cruel, misógino, homófobo, iracundo y egomaníaco) pierde su valor y su significado y puede ser escondida bajo el falaz argumento de la "interpretación" de, no lo olvidemos, la verdadera palabra de un ser omnisciente.
Nunca mejor dicho; es cómo los de la derecha que ahora dicen ser de centro...¿De centro de qué y de dónde? O se es de derechas o no se es.
ResponderEliminarSí, eso mismo he pensado siempre sobre estos apuntes; la religión y así se lo hacen ver escrito en unos supuestos pasajes dónde dice que o frío o caliente, pero nunca tibio. Y entre ésas ahí hay una respuesta.
Todos aquellos que dicen ser o que ellos contemplan la moderación en esos aspectos, o no entienden de qué van en esos aspectos, no tienen ni pajolera idea de qué va eso de la religión o son unos ignorantes; calculo que lo último es lo acertado.
No hay mayor disciplina infusa que la teología, un logos tan poco fiable como la astrología, pura superchería.
En fin, una pena...o pene según quién
Saludos
Pienso que todas las religiones son increíbles para alguien que no se engañe a si mismo. Los creyentes no es que sean idiotas, sino que se lo hacen. Opino que lo que suelen buscar en la religión es un apoyo social. Si los suyos siguen o no normas ortodoxas o estúpidas es lo de menos. Con tal de que le den apoyo, el creyente les sigue.
ResponderEliminarUsando como símil el fútbol a mi los ``moderados´´ me recuerdan a los fans que solo ven como mucho la final de la selección española y los extremistas serían los hooligans que no faltan a ningún partido de su equipo(en la religión serían las reglas del libro sagrado de turno) y las aprovechan para justificar luchas(matanzas en el caso de la religión) con los de un grupo contrario.
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