Aunque uno pensaba que ya lo había visto todo en este
esperpéntico país de curas, toros y pandereta, la ignorante y cutre idiosincrasia
hispana siempre puede llegar a rebasar todos los límites y alcanzar cotas del
más absurdo sentimentalismo rayano con la locura.
Porque en el caso del Ébola, en un país en donde se ha
demostrado la mayor y más palpable inoperancia, con personal médico sin
entrenar, sin hospitales adecuados para atender a este tipo de peligrosos
pacientes, en un país donde han fallado todos los protocolos de seguridad ante
una epidemia mortalmente peligrosa y que a día de hoy puede estar expandiéndose
la epidemia entre las ya decenas de posibles enfermos, la ciudadanía en lugar de pedir responsabilidades
a nuestros ineptos y chapuceros gobernantes por su manifiesta inoperancia se
dedica a un espectáculo lamentable de sensiblero sentimentalismo por la vida de
un simple perro.
Y sin mesura ninguna, mientras miles de personas mueren sin
ayuda alguna en África a causa del Ébola y mientras desde nuestras confortables
vidas no hacemos nada por remediarlo, cerca
de ¡400.000 españoles! piden al gobierno, ese mismo que es incapaz de
controlar la infección entre humanos, que no sacrifique a un cánido sospechoso
de tener la mortal enfermedad. Es más, varias decenas de personas protestan (como
si les fuera la vida en ello) y se enfrentan a la policía ¡al grito de asesinos! para impedir que los
servicios sanitarios se llevaran al susodicho perro.
Pero ¿es que nos hemos vuelto locos? ¿es que hemos perdido
todo sentido de la responsabilidad y de la mesura?
Menos mal que en este país de curas te tenemos a ti, figura. Sálvanos porfa!!
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