El informe «Los límites del crecimiento», encargado al Instituto de Tecnología de Massachusetts por el Club de Roma y denostado por erróneo y demasiado pesimista por gran parte de los círculos de poder en el último medio siglo se puede resumir en el siguiente diagrama:

en el que tras un agotamiento de los recursos, la Humanidad pasaría por una fase de colapso a nivel global con una drástica pérdida de población y calidad de vida, mientras la polución alcanzaría máximos históricos.
Tras diversas actualizaciones en los años 1992, 2004 y 2012, las conclusiones de dicho informe han ido afinándose pero variando poco en esencia. En este contexto hace también unos años el profesor de física de la Universidad de California en San Diego, Thomas Murphy, publicó un comentario en la prestigiosa revista «Nature Physics» en el que con los datos históricos de uso de energía nuestro futuro es dramáticamente insostenible, puesto que si los humanos consumíamos algo más de 1 TW en el año 1900, en 1950 pasamos a consumir 3 TW, en el año 2000 sobrepasábamos los 10 TW y nuestro consumo actual es de 18 TW de energía en todo el mundo en un claro proceso de crecimiento exponencial, tal y como muestra la siguiente figura.

De seguir así para el año 2100 ese consumo aumentará a 100 TW, para el 2200 será de 1000 TW y así sucesivamente. Por lo que en 400 años, consumiremos el equivalente a la energía solar total incidente sobre la Tierra y en 1.300 años, la producción total del Sol en todas las direcciones. ¿Y qué problema tiene este crecimiento exponencial de energía, provenga de donde provenga? Pues en el caso de que encontremos suficientes fuentes de energía nuevas y/o alternativas el problema con la energía gastada es que (como hasta un estudiante de primaria puede entender) se convierte en calor. Y entonces las temperaturas terrestres se dispararan y ríanse ustedes del actual cambio climático. Porque si dentro de 400 años nuestros descendientes cumplen con el pronóstico de consumir el equivalente a la energía solar total incidente sobre la Tierra, la superficie del planeta llegará a alcanzar el punto de ebullición del agua.
Finalmente, independientemente de las fechas exactas lo que es evidente para cualquier ser racional es que no podemos seguir aumentando exponencialmente nuestro consumo energético y esquilmando los recursos naturales, porque el resultado final será el mismo con el que terminan todos los procesos tumorales descontrolados, haciendo justicia al dicho de que «muerto el perro, se acabo la rabia». Y ya sabemos quiénes somos los humanos en esta parábola.
Y de regalo el zoólogo y activista medioambiental David Suzuki explica en el siguiente video el más que simple concepto del crecimiento exponencial y como los humanos no lo entendemos en su peligrosa exactitud.



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