Y es muy probable que una de las más ofensivas estupideces de ese cristianismo que lleva ya dos milenios lavando el cerebro de los miembros menos dotados intelectualmente de una especie de primates bípedos sea esa que intenta justificar (de la manera más ofensivamente patética) el inmenso dolor y las terribles enfermedades que nos asolan como el resultado del pecado.
Porque para estos simples (de)mentes, que son en la práctica incapaces de asimilar los conocimientos de la enseñanza primaria, bacterias, hongos, parásitos, virus y el malfuncionamiento de nuestros falibles cuerpos o incluso el cáncer en realidad no existen, salvo como un perverso instrumento de tortura ideado por un ser supuestamente omnisciente a la vez que benevolente, patética "explicación" que (además de no explicar nada) sería del todo risible si no fuera tan cruelmente amoral.



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