Es un hecho incuestionable que la mujer dentro del ideario cristiano ha sido tradicionalmente un simple objeto, un ser secundario por supuesto necesitado siempre de control por parte del varón sea este su padre, su hermano o su confesor. Aunque con el paso del tiempo y en plena época de los derechos humanos, el cristianismo ha tenido que ir renegando muy a regañadientes de sus fanáticamente dogmáticos principios discriminadores hacia lo que siempre han considerado como entes moral e intelectualmente inferiores cuando no directamente pecaminosos o incluso diabólicos. Pero por supuesto este sustrato intolerante, misógino, opresor y sexista hacia el "sexo débil" está siempre presente en las depravadas mentes patriarcales a la espera de renacer prontamente de sus cristianas cenizas.
Así en EEUU (tierra bíblica por excelencia) existe desde hace tiempo un
movimiento cristiano fundamentalista denominado Disciplina Doméstica Cristiana o DDC, que ya pueden imaginarse en lo que consiste este oscuro
eufemismo. Este movimiento parte de la base que la "santa" (pero criminal) Biblia indica que en
un matrimonio
"el marido tiene autoridad sobre su esposa dentro de los límites de la Palabra de Dios y hace cumplir esa autoridad, si es necesario, a través de la disciplina, incluyendo pero no limitado a azotainas. Él [marido] usa su autoridad para mantener la paz y el orden en su casa, proteger su matrimonio y ayudar a su mujer a madurar en su caminar cristiano."
¿Queda lo suficientemente claro? El marido es el prototípico cabeza de
familia que ha recibido del mismísimo dios celestial la autoridad. Y para defender esa "paz
del matrimonio" debe mantener a su esposa dentro del "recto" camino cristiano a través
de la disciplina física que incluye, PERO NO SE LIMITA a, azotes a su descarriada
esposa. Los
azotes pueden ser manuales, usando un cepillo del pelo (pero aunque da buen
resultado tiene el problema de que se rompe fácilmente) o una raqueta de tenis
que aunque es silenciosa y estable tiene la limitación de que no es lo
suficientemente "dura" para hacer llegar el "mensaje"
(imagino que porque no se usa de canto).
¿Es o no es simple y criminal abuso y
maltrato conyugal y un llamamiento a la violencia doméstica psíquica y física
bajo la hipócrita cobertura del dios de unos ignorantes e intolerantes pastores
de cabras de la Edad del Bronce?
Además hay por ahí una tal Leah Kelley "librepensadora, espíritu libre y cristiana" tal
y como se describe ella misma en Amazon, donde se pueden comprar estos
alegatos en defensa de la opresión femenina y los malos tratos conyugales con títulos tan sugerentes y claros como "Historias de romance de azotes - Esposas castigadas" o "Disciplina doméstica cristiana consensuada" en los que se
"ofrecen puntos de conversación a parejas nuevas en la DDC o que desean aclarar sus expectativas sobre su relación actual, incluye temas como: el matrimonio bíblico, la justificación bíblica de la DDC, cómo superar las influencias culturales, el significado del consentimiento, la identificación de fortalezas y debilidades, las reglas, la disciplina, el castigo, el cuidado posterior y la protección legal. También se incluye un modelo de "formulario de consentimiento."
Eso del "formulario de consentimiento" es claramente un documento para justificar el más puro y criminal sadomasoquismo.
Así que cuando la lacra social de la violencia machista empieza a
ser perseguida en el mundo (al menos en el civilizado), de pronto resurge nuevamente la religión más fanática como pretexto y justificación de estos execrables delitos.
Y por supuesto
a nadie se le ha ocurrido perseguir
judicialmente a estos apologistas del delito sexual, porque la
sacrosanta y cristiana libertad de (intolerante) creencia está siempre por encima de los
derechos humanos más fundamentales, aunque algunas
voces críticas como la del psicólogo forense Jim
Alsdurf, autor de un libro sobre abusos domésticos realizados bajo el
paraguas del cristianismo ha declarado
Así que ya se sabe que los sádicos enfermos mentales (pero como son cristianos) son libres de seguir cometiendo delitos en nombre de su siempre perverso diosecillo."Las relaciones que infantilizan a la mujer atraen a grupos de personas más claramente patológicas.”



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