Por mucho que le pese al adocenado rebaño cristiano es innegable que la publicación del "Origen de las Especies" fue el momento decisivo en el que el dios judeocristiano fue enviado al rincón del olvido, puesto que ya no era para nada necesario a la hora de explicar la casi infinita diversidad de la vida en la Tierra.
Y por ello, ahora los cristianos menos iletrados se han refugiado en la última frontera: ese no tiempo y no espacio previo al Big Bang para mantener agonizando un poco más al cada vez más inane dios de los huecos.



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