Los niños son crédulos por naturaleza y así creen en muchas
tonterías. Sin embargo al pasar a la edad adulta algunas, pero no todas esas
estupideces se pierden. Pero otras desgraciadamente se mantienen hasta la muerte.
¿Por qué los adultos no creemos en el Ratoncito Pérez o en papá Noel y si muchos en nazarenos dementes, serpientes parlantes, palomas fornicadoras y demás?
Pues como bien indica el filósofo A.C. Grayling porque no tenemos iglesias dedicadas al ratoncito Pérez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario