Como la religión está basada en el error y en la mentira, se
desalienta cualquier tipo de curiosidad y de pensamiento crítico. La religiones
imponen mentirosos dogmas que como son erróneos necesitan de la coerción, de la
represión y de la violencia para ser mantenidos porque de otra manera las
preguntas rápidamente llevan a desenmascarar la farsa religiosa.
Es por ello que la religión es pura tortura psicológica (y muchas veces hasta física) y debería ser considerada un atentado contra los más elementales derechos humanos y por tanto estar incluida en el código penal y no como hasta ahora recibir todo tipo de privilegios.
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