La principal característica de la religión es que nunca hay
nada nuevo, todo son copias de copias de otras religiones más antiguas hasta
remontarnos a las creencias más antiguas de nuestros primeros antepasados que
adoraban a los fenómenos de la Naturaleza que eran incapaces de comprender.
Y una muestra de ese constante repetirse de todas las religiones es que unos cinco siglos antes del nacimiento del nazareno milagrero, anduvo por el mundo un personaje también mitad humano mitad mito llamado Zalmoxis, adorado por los pueblos tracios que es un claro precursor del mesianismo judaico del siglo I EC.
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