Los creyentes en su infantilizada mente sostienen (con esa
patética antilógica que siempre llevan consigo) que hay por el más allá un ser omnisciente y todopoderoso que sin embargo, nada puede hacer en la Tierra y por tanto necesita la ayuda de un demente sotanado para ver cumplida su voluntad.
Y como muy bien indica el cómico del siguiente video: el acto de ayudar a Dios es un sacrilegio porque si crees que puedes ayudar a Dios, en realidad no crees en Dios.
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