La religión, lejos de ser una revelación divina, es
simplemente otro comportamiento evolutivamente adquirido. Por ello no hay
dioses, solo un error de nuestra programación mental adaptada a buscar patrones
y a detectar cualquier agente “inteligente” que pueda amenazar nuestra
supervivencia.
Por ello, ahora que la Ciencia nos puede servir como una verdadera y efectiva guía de supervivencia es hora de dejar atrás la superstición incluida en nuestro cerebros y liberarnos de las ominosas cadenas de la fe.
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