En estas fechas es bueno recordar a los cristianos que están celebrando el nacimiento de un ser mitológico que muy probablemente nunca tuvo una existencia real, sino que como otros muchos personajes de la Biblia ha sido la reelaboración de mitos presentes durante milenios en la imaginación colectiva de sociedades básicamente iletradas y sin la más mínima capacidad de análisis racional.
Porque es evidente que el inventor del cristianismo es ese famoso Saulo de Tarso que tras sufrir una conmoción cerebral recibió una "iluminación" de una entidad celestial, sin ningún rasgo humano y solo décadas después unos desconocidos evangelistas griegos dieron entidad al mito inventándose todo lo que quisieron ya que no tuvieron acceso a fuente previa alguna ni a ningún supuesto testigo ocular de los "hechos" que ellos narraron, muchas veces en franca contradicción entre sí.
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