La combinación de la sofisticada y destructiva tecnología
armamentista del hipertecnológico siglo XXI con la fanática teología de profetas
alucinados de la Edad del Hierro o como mucho de Medievo solo puede concluir
con un terrorífico final: ese apocalipsis para la especie humana que tanto
parecer ansiar los semideficientes mentales de los cristianos.
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