El anterior ex ministro del Interior del PP, un adepto a la
secta del Opus Dei, refleja fielmente la debilidad mental de los verdaderos
creyentes: en lugar de intentar resolver los problemas simplemente lo fían todo
a una entidad inventada por profetas alucinados de la Edad del Bronce.
Y si otro débil mental vestido de fantoche carnavalero le dice que todos los males de España son debidos a que el Diablo la tiene tomada con esta "santa" nación, pues el muy imbécil no sólo se lo cree sino que lo pregona estúpidamente a los cuatro vientos.
Y con este tipo de personajes tan "preparados" es como el PP quiere dirigir una nación del siglo XXI.
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