La asocación “Humanists International” ha publicado un demoledor informe que indica que, aunque vivimos supuestamente en el avanzado siglo XXI, la mayoría de los países siguen persiguiendo a los que blasfeman contra nazarenos milagreros, profetas pederastas y sus estúpidas y peligrosas creencias.
Además 12 países mantienen la pena de muerte por “insultar” al profeta de turno o por abandonar la religión mayoritaria de la nación.
En otros 60 países se castiga con penas de prisión la blasfemia o la apostasía.
Y en otros 19 países es posible recibir una multa u otra sanción administrativa por blasfemar contra curas pederastas, obispos encubridores, vírgenes adúlteras o cualquier otro concepto relacionado con el delirio religioso.
En resumen, que todavía queda mucho para conseguir que el peligro religioso reciba su bien merecido castigo: mofa, befa y escarnio hasta el fin de los tiempos.
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