Los cristianos afirman sin asomo alguno de duda que conocen hasta las más reconditas intenciones de su supuesta benevolente deidad. Y así, si un pobre descerebrado cristiano obtiene algo positivo (aunque sea insignificante) de la vida: un aumento de sueldo, un nuevo amor o la desaparición de esas siempre molestas hemorroides, rápidamente todo el coro de aborregados creyentes intentan convencer al resto del mundo de lo amable, bueno y bondadoso que es su dios.
Sin embargo, esos mismos meapilas que saben en su perfecta fe que dios está siempre pendiente de su felicidad quedan perplejos ante ese terrible suceso en donde docenas o cientos de piadosos cristianos mueren en un accidente de aviación, se queman vivos en un pavoroso incendio o mientras millones de inocentes criaturas mueren de hambre o de las más terribles enfermedades día sí y día también. Y ante ello solo son capaces de balbucear esa cobarde justificación de que "los designios de dios son misteriosos".
Es por ello que el siempre mordaz Sam Harris califica este doble juego de "conocer" los pensamientos de dios cuando las cosas van bien, pero ignorar sus "designios" cuando llega la catástrofe, como jugar al tenis sin red.
Si existiese un dios no se iba a preocupar por nosotros. Ante el deterioro de las economías mundiales y el aumento de la ultraderecha, es necesaria una alternativa al cristianismo, al judaísmo, al islam, al hinduismo, al budismo... Visitad mi blog infinito5.home.blog
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