A continuación otra muestra más de gozoso servilismo de nuestro ya tristemente famoso psiquiatra cristiano ante los terribles peligros que deben afrontar esos “luchadores del bien” que son los exorcistas, titulados y nombrados, eso sí (que no vale cualquiera) por el obispo de turno. Entonces yo ya me quedo mucho más tranquilo.
Y yo me pregunto ¿cómo este imbécil integral y analfabeto científico no está inhabilitado de por vida?
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