Los religiosos en su evidente delirio, intentan por todos los medios encajar (aunque sea a martillazos filosóficos) la dura realidad del Cosmos, de la Naturaleza y de la propia Humanidad con sus infantilizado deseo de ser el centro del universo.
Y por ello se han tenido que inventar la contradicción máxima: un ser omnisciente, todopoderoso y además omnibenevolente.
Pero como cualquier estudiante de filosofía del bachillerato podría indicar, estos atributos son totalmente incompatibles entre sí y al final, todo ese cuento de la deidad suprema queda en lo que simplemente es: la mayor estupidez inventada por algunos pobres monos que malgastan su increíble cerebro en justificar los mitos inventados por profetas dementes.
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