Sólo a una malévola y criminal entidad se le puede ocurrir crear una tortura eterna para ensañarse con personas que pueden haber sido las más decentes y honradas solo por no haberse humillado ante él en vida ante una total ausencia de pruebas.
Y ese egomaníaco y malvado ser es al que adoran estúpidamente miles de millones de monos descerebrados.
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