La interesante serie "Por mandato del cielo" expuso en tan solo un minuto (y de la manera más crudamente racional) el terrible adoctrinamiento infantil al que está sometida la infancia en todo el mundo, el momento en que los absurdos delirios de los padres se transfieren casi como un virus infeccioso a sus inocentes y desprevenidos hijos cuando no pueden cuestionarlos: la minoría de edad mental.
Porque, como muy acertadamente indica el obispo mormón (pero para el caso da igual qué absurda religión se profese, puesto que todas son igualmente parasitarias), siempre luego hay que pagar un diezmo en tres formas diferentes: físico, monetario e intelectual para al final que el pobre niño infectado quede convertido en un descerebrado zombi sin ningún tipo de voluntad y a merced de la manipulación de los siempre terribles sotanados de turno.
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